“El sedán insignia AMG de Mercedes aparece en los Estados Unidos con mucha más potencia y confort, pero sin una autonomía cómoda…”
Sabíamos que no tendríamos que esperar mucho después del debut de los EQ para ver la versión AMG y por fin, aquí está en suelo norteamericano. Nosotros; consientes de su importancia, lo trasladamos al Homestead-Miami Speedway para realizar una prueba acorde a sus especificaciones.
Si realmente buscamos necesidad de velocidad, el EQE AMG puede ser el auto. Sobre todo; cuando está equipado con el paquete AMG Dynamic Plus, que como era de esperar de un EV de más de 600 HPs., ofrece niveles desorientadores de aceleración.
Al igual que el modelo 350, la aceleración puede parecer modesta y casi silenciosa con solo el creciente rugido de los neumáticos de alto rendimiento que regala el ritmo trasero. Pero si enciende uno de los perfiles de experiencia de sonido AMG, el EQE AMG emana una música únicos tanto dentro como fuera del vehículo.
Mercedes nos había adelantado que esta versión AMG alcanzaría las 60 MPH (100 KPH) en escasos 3.2 segundos y durante nuestra prueba, lo pudimos constatar con un 3.1 segundos contundentes.
La potencia de frenado en el EQE AMG es suave y fácil, ya que la función de conducción del pedal es tan intuitiva que nos encontramos en un inmenso poder de detención en todas las circunstancias.
Es decir y como era de esperar, la versión AMG de cualquier automóvil que haga Mercedes, responde a las expectativas. De esta manera, el EQE se convierte en un sedán deportivo bastante serio en su ajuste de alto rendimiento (Sport o Track) donde los niveles de agarre son muy altos y gracias al sistema de tracción total, parece insaciable.
Y en su interior; ya sea que opte por el “hiperscreen” o el tablero estándar con una pantalla táctil más tradicional, aún es llamativo y el EQE presenta una primera impresión muy tecnológica mezclada con todos los otros lujos que pueda esperarse de la marca.
Los materiales interiores del EQE son excelentes. Las superficies más comúnmente contactadas son suaves al tacto y los plásticos más duros tienen un peso satisfactorio. La cabina tiene el tipo de solidez germánica que personifica vehículos de lujo premium, sin crujidos ni ruidos detectables.
Una vez en la pista; el auto responde a todas y cada una de las necesidades impuestas desde atrás del volante. Posee una salida increíble, frena y dobla como un super deportivo y se agarra en las curvas con extrema solidez. En otras palabras; un producto sobresaliente y altamente recomendable, con dos puntos grises: La carga de la es lenta y su autonomía pobre (230 millas o 370 kilómetros) mientras que su precio para el mercado norteamericano con todos los opcionales, supera los 123 mil dólares, aunque a nuestro entender, los vale uno por uno…
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