Aún no se acallaron los ecos del escándalo de Abu Dhabi y la película se sigue rodando con dos actores principales: Mike Masi y Lewis Hamilton…

Por Juan Carlos Maimone

Por un lado, los que defienden a ultranza lo indefendible, transitando los caminos del amiguismo, por sobre aquellos que señala el sentido común. Estos son los que avalan a Mike Masi y una decisión que enluta la ética que debe imperar en la categoría mayor del automovilismo.

Por el otro; un grupo no menos numerosos más bien integrado por ex pilotos y gente del ambiente, que considera que el británico ha sido despojado vilmente de un merecido triunfo en el último gran premio y que además, lo hubiera coronado por octava vez en su carrera.

Nosotros, fiel a la costumbre de mantener un mayor grado de objetividad, nos hemos mantenido al margen de la discusión, hoy convertida en una grieta entre unos y otros y donde no faltan el fanatismo, la falta de conocimiento en la materia o una combinación de ambas.

La casa de apuestas más grande del mundo, decidió pagar el premio tanto a los que apostaron por Verstappen campeón como por Hamilton, más allá del lapidario comentario “No podemos hacernos eco de una acción de esta naturaleza…”. Ética que le dicen.

Por ahora; reina la incertidumbre que se debate entre el silencio de Hamilton y una decisión formal por parte de la FIA con respecto a si Masi debe seguir en la posición. Algo que de ninguna manera predice el alejamiento del multi campeón de la categoría como muchos aseguran, ni una sanción ejemplar para el “súper comisario”, quien por ahora, no tiene reemplazo.

A propósito de esto último; no son pocos los que aseguran que ese lugar debería ser ocupado por un expiloto. Sin embargo; si bien en ese caso sería bienvenida la experiencia, en la misma medida existiría un desmedido conocimiento del punto por punto del reglamento, algo que el australiano conoce de memoria.

La reafirmación de éste en el comisariato podría acentuar las afirmaciones de un prematuro retiro del siete veces campeón lo que significa un verdadero desastre para la categoría, ya que le restaría millones en un rating que, por diferentes motivos, ya ha estado por el suelo.

Por ahora; la puja continúa y ni la aparición de los nuevos autos ni los cambios en el reglamento han podido alterar la atención de los amantes del mundo de la velocidad, quienes en definitiva y junto a los pilotos, son los que proponen los papeles más importantes en el mundo del espectáculo, los demás, son simplemente itinerantes que cada mañana se pellizcan para saber si las posiciones que ocupan no son parte de un sueño increíble…