El Final de una Etapa…

Por Juan Carlos Maimone

Decididamente no lo hace sin motivo; Fernando tiene sobradas razones para alejarse de la Fórmula 1, la mayor de ellas es que siendo hoy el mejor piloto de la categoría, cumple cinco años sin victorias y él, es un ganador nato sentado en un auto que no va ni para atrás.

Sólo basta remontarnos al 2013, cuando Alonso volaba con su Ferrari en el circuito de Montmeló. Una carrera desigual; pero el asturiano demostró su supremacía sobre un monoposto al que sólo él sabía sacarle lo que la máquina no tenía, hasta cruzar primero la bandera a cuadros y con más de 9 segundos de ventaja sobre un Kimi Raikkonen en su mejor momento.

Fuimos muy pocos los que pensamos entonces lo que estaba por venir. Una mala elección, un contrato económicamente atractivo, un plan de trabajo a un futuro cercano, pueden haber sido las razones, algo que nunca discurrimos en nuestras charlas. Sin embargo; cinco años de sequía absoluta en una categoría que domina como pocos, es mucho, demasiado diría para un piloto que cualquier equipo lo quisiera tener en sus filas por cualquier precio.

Los años siguientes no cambiaron esta paupérrima dinámica y la promesa de un proyecto medianamente serio por parte de McLaren nunca llegó a concretarse.

A principios del 2017 el mundo puso los ojos en el estreno del español en la prueba más emblemática de los EE.UU: Las 500 Millas de Indianápolis. Su trabajo, traspasó fronteras con una actuación brillante; líder durante varias vueltas hasta que el motor del bólido de Michael Andretti dijo basta y una inmerecida retirada, pero con una magnífica sensación y mejor imagen.

Entonces Fernando se dio cuenta que existía otra vida más allá de la Fórmula. Por ello, no se detuvo ahí y las rutilantes victorias en las 6 horas de Spa Francorchamps (WEC) y en las 24 Horas de Le Mans, fueron entonces y lo son ahora, una opción más que firme en el firmamento del piloto.

La lucha del hombre contra la máquina, el choque permanente entre un objeto inmóvil, su batalla inquebrantable contra una fuerza imparable, ha sido la vida como profesional de Fernando Alonso en los últimos años. La realidad innegable de cómo los buenos pilotos sucumben impotentes ante aquellas escuderías que cuentan con la potencia idónea.

Fernando Alonso comenzó a competir sin haber cumplido los 7 años y hoy alcanza los 32. Es decir; 25 dedicados al deporte motor, toda una vida ligada al desgaste incesante que la alta competencia requiere, una cantidad infinita de carreras que ya no aportarán nuevos laureles. En otras palabras; seguir dándole vueltas al mundo sin las armas para pelear por algo, diluyeron sus motivaciones y sus ilusiones, claves más que entendibles para decir adiós, por lo menos, hasta nuevo aviso…